Fue hace aproximadamente 800 años, cuando
un grupo de nobles se opusieron al poder del Rey Juan sin Tierra, lo que
originó que el 15 de junio de 1215 se firmara la Magna Charta Libertatum; naciendo con ello la primera generación de
derechos humanos, la cual contenía en esencia un conjunto de derechos civiles y
políticos. Tuvieron que transcurrir otros 700 años, para que derivado de la
Revolución Mexicana (1910), Rusa (1917) y Alemana (1918), se reconocieran
ciertos tipos de derechos económicos, sociales y culturales, lo que traería el
nacimiento de la segunda generación de derechos humanos. Posteriormente en los
años 70 del siglo XX, surgió un reconocimiento a derechos especializados (Libre
desarrollo de la personalidad, vida digna, pueblos originarios, niñez, entre otros)
lo que constituye la tercera generación de derechos humanos.
En ese tenor, el derecho humano al
voto se origina desde la primera generación de derechos humanos, siendo
reconocido de forma internacional hasta la Declaración Universal de los Derechos
Humanos realizada por la ONU en 1945, la cual en su artículo 21 establece lo
siguiente:
Artículo 21.
1. Toda persona tiene derecho a
participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de
representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de
acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base
de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante
elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio
universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que
garantice la libertad del voto.
El Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos de 1976, continua consolidando el derecho humano al voto,
al señalar que “El ser humano libre no
puede realizarse en el disfrute de las libertades civiles y políticas… a menos
que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos
civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y
culturales.”
Por otra parte en nuestra
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el artículo 35
fracciones I y II reconoce como derecho fundamental el derecho a votar, así
como poder ser votado; En el caso de Chiapas, los antecedentes democráticos son
fuertes, tomando como base el plebiscito que permitió que el 14 de septiembre
de 1824 se consumara la anexión de Chiapas a México; así como el Reglamento
Provisional para la Elección de Diputados a la Primera Legislatura
Constitucional del H. Congreso del Estado, el cual fue expedido el 23 de enero
de 1825. En tal sentido, la positivización del derecho al voto en México, en
última instancia culmina en la etapa moderna con la publicación de la Ley
General de Instituciones y Procedimientos Electorales el día 23 de mayo de
2014.
En base a lo anterior,
podemos percatarnos que si el derecho humano a votar es de primera generación,
el perfeccionamiento del mismo ha sido lento. En el siglo XIX se positivismo en
nuestro país, y fue hasta el siglo XX que a nivel internacional alcanzó un
reconocimiento pleno. Mientras que en el siglo XXI en nuestro país ha sido el
momento que se han logrado grandes avances en materia democrática. Pues desde
la creación del Instituto Federal Electoral, así como los Institutos Electorales
Locales en la década de los 90, la democracia ha ido avanzando día con día.
Si bien los avances han
sido lentos, pero solidos; consideramos que nos encontramos en el momento
idóneo para perfeccionar el derecho humano a votar, por medio de los avances tecnológicos,
esto es, el voto digital, en sus dos vertientes, urna electrónica y voto por
internet.
No podemos ser ajenos a
la problemática existente en nuestro
país, que en cada proceso electoral es un común denominador el robo y
destrucción de urnas, entrega demorada de los resultados electorales, el
excesivo costo de las elecciones (papel, plástico, y demás aditamentos
necesarios), complejidad y costos en la implementación de los cómputos
distritales y municipales, votos nulos, entre otras. Los cuales podrían
disminuir, o incluso desaparecer, con la implementación de la urna electrónica
o el voto por internet (para el caso de los extranjeros), fortaleciendo con
ello el ejercicio efectivo del derecho humano al voto.
A nivel internacional países
como Bélgica, India y Brasil han sido pioneros en la implementación de la urna
electrónica, y en nuestro país el Instituto Electoral del Distrito Federal ha
implementado las urnas electrónicas en los procesos electorales 2006, 2009,
2012, así como en el ejercicio de participación ciudadana en el año 2012; por
otra parte Jalisco en el 2012 aplicó el voto electrónico con medio millón de
electores, y el estado que lleva la vanguardia en la implementación de la urna
electrónica, es el Estado de Coahuila, quien a través del Instituto Electoral y
de Participación Ciudadana del Estado de Coahuila, comenzó a introducir los
sistemas electrónicos desde el año 2001, logrando en el año 2005 ser la primera
entidad en utilizar 42 urnas electrónicas para recibir la votación.
Han sido los institutos
locales, quienes han sido pioneros en avanzar hacia el progreso, buscando volver
más eficiente el ejercicio del derecho humano al voto. Dentro de los múltiples
beneficios, podríamos mencionar, una reducción drástica en el costo de las
elecciones, menos contaminación, evitar errores humanos durante el proceso del
ejercicio democrático (error en los cómputos, nulidad del voto), pero por sobre
todo, se lograría consolidar el derecho humano a votar, al realizar un proceso
de toma decisión democrática, de forma más efectiva, incentivando además, la
participación de los jóvenes, que como nuevas generaciones sienten una natural
atracción por el desarrollo de los avances tecnológicos. Si bien la idea puede
tardar en implementarse a nivel federal, los problemas ecológicos que
enfrentamos hoy en día, aunando a los excesivos gastos que conllevan realizar
los procesos democráticos, tendrá como resultado, de forma inevitable, que en
futuros años, la implementación de la urna electrónica sea una realidad; y ¿Por
qué no? Quizá dentro de algunas décadas, podrá ejercerse el voto a través de un
simple celular desde la comodidad de nuestra propia casa.
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