domingo, 5 de febrero de 2023

La Biblioteca de Alejandría

La Biblioteca de Alejandría fue una institución histórica que ha dejado un impacto duradero en la cultura y el conocimiento humano. Fundada en el siglo III a.C. en la ciudad de Alejandría, en Egipto, la biblioteca se convirtió en uno de los más grandes y prestigiosos centros de aprendizaje y conocimiento de la antigüedad.

La biblioteca originalmente contenía una impresionante colección de obras literarias, científicas y filosóficas en griego y otros idiomas, con un estimado de más de 700,000 rollos de papiro. Este rico acervo de conocimiento atrajo a eruditos y estudiosos de todo el mundo antiguo, convirtiéndose en un importante centro de investigación y enseñanza.

Además de su impresionante colección de obras, la biblioteca también se destacó por su dedicación a la preservación y difusión del conocimiento. Los bibliotecarios y curadores trabajaron incansablemente para mantener y proteger las obras, y también promovieron la creación de copias y traducciones de las obras para que pudieran ser accedidas por una audiencia más amplia.

Desafortunadamente, la biblioteca sufrió varios incendios y saqueos a lo largo de los siglos, lo que resultó en la pérdida de gran parte de su valiosa colección. Sin embargo, su legado continúa inspirando a los eruditos y estudiosos de todo el mundo, y se ha convertido en un simbolo de la importancia de la preservación y el acceso al conocimiento.

En resumen, la Biblioteca de Alejandría es una institución histórica que dejó un impacto duradero en la cultura y el conocimiento humano. Su colección única y su dedicación a la preservación y difusión del conocimiento lo hacen un lugar digno de ser recordado y apreciado por las generaciones presentes y futuras.

domingo, 26 de mayo de 2019

Las Telecomunicaciones y el rezago en las Comunidades Rurales e Indígenas


SUMARIO: I.- Aspecto histórico II.- Marco teórico III.- Marco legal
 IV.-  Desarrollo del  tema   V.- Conclusiones VI.- Bibliografía



I.- Aspecto histórico
En 1849 se otorgó  a Juan de la Granja la primera concesión de comunicaciones a distancia; siendo este un privilegio exclusivo durante 10 años para implementar en nuestro país telégrafos eléctricos. Siendo  el primer servicio telegráfico el existente entre la Ciudad de México y Nopalucan, Puebla en 1851. Por otro lado Maximiliano de Habsburgo instruyo a su Ministro de Estado para que trabajara en plan para que las líneas telegráficas se unieran con las líneas de Europa y América; expidiendo Maximiliano de Habsburgo en 1865 la ley y reglamento sobre telégrafos.
Por otra parte, el primer enlace telefónico se realizó el día 13 de marzo de 1878 entre las oficinas de correos de la ciudad de México y la de la población de Tlalpan. Siendo instalada en el Castillo de Chapultepec  y el Palacio nacional la primera línea telefónica el 16 de septiembre de 1878. En 1881, el presidente de la republica Manuel González expidió la ley que establece las bases para la reglamentación del servicio de ferrocarriles, telégrafos y teléfonos. Siendo la primera conferencia telefónica en México a nivel internacional, la que se realizó entre Matamoros, Tamaulipas y Brownsville, Texas en 1883.
En el año de 1906, por medio del General de Brigada José María Pérez, México participó en la Convención Radiotelegráfica Internacional celebrada en Berlín, lo anterior para asegurarse los intereses de México, sobre todo en el plano militar. En el año de 1912 se celebró en Londres, la Convención Radiotelegráfica Internacional, en la cual México no participó, pero que posteriormente nuestro país, si se adhirió a ella.
El 24 de abril de 1926 se expidió la Ley de Comunicaciones Eléctricas, la cual comprendió dentro del concepto de comunicaciones eléctricas la telegrafía, radiotelegrafía, telefonía, radiotelefonía y cualquier otro sistema de trasmisión y recepción, con hilos conductores o sin ello, de sonidos, signos e imágenes.
Por medio del Presidente Pascual Ortiz Rubio, en el año de 1931 se expidió la Ley sobre Vías Generales de Comunicaciones y Medios de Transporte; previendo esta ley la integración del tema de transportes y comunicaciones en un mismo cuerpo normativo.
En el año de 1940 se expide la Ley de Vías Generales de Comunicación, en el año de 1947 se constituye Teléfonos de México S.A. (TELMEX), y en el año de 1954 se realiza la primera transmisión de televisión por cable en la Ciudad de Nogales, Sonora. En 1960 se publicó la Ley Federal de Radio y Televisión, donde ya se aborda el tema de las concesiones y permisos para el uso de frecuencias del espectro radioeléctrico, regulándose de esa forma la televisión abierta, sin embargo la figura de la televisión por cable no se encontraba regulada, por lo que hasta el año de 1979 se expidió el Reglamento del Servicio de Televisión por Cable.
En el año de 1985 se lanzan al espacio los primeros satélites mexicanos, el Morelos I y el Morelos II; en 1995 se reforma el artículo 28 Constitucional para señalar a la comunicación vía satelital como área estrategia exclusiva del estado. El 24 de abril de 1995, el Presidente presenta al Poder Legislativo la Ley Federal de Telecomunicaciones, que cambia la función del Estado dentro del Sector de Telecomunicaciones.[1]
El 14 de Julio de 2014, se publica en el Diario Oficial de la Federación la LEY FEDERAL DE TELECOMUNICACIONES Y RADIODIFUSIÓN.
II.- Marco teórico
La economía busca utilizar los recursos de un país de forma eficiente, para que con ellos se satisfagan las necesidades que son demandadas por el grupo social, la creación de un mercado competitivo es la situación ideal, porque los productores de un servicio pagan un bajo costo de producción, por lo que el producto no se sobre precia, y los consumidores no pagan un precio muy similar al del costo de producción. De ahí la importancia de que la autoridad estatal regule los mercados, para mantener una economía competitiva.
El monopolio, es una situación indeseable, derivado a que los productores no realizan su actividad con eficiencia, derivado de que el beneficio económico se encuentra asegurado, por ser la única empresa en el sector en ofrecer el producto o servicio; llegando inclusive el comprador final a pagar un sobrecito en la mercancía o servicio adquirido. Por otro lado, el oligopolio es una figura en la que el mercado está dominado por un número reducido de vendedores, y que si bien los oligopolios siempre serán preferidos  a los monopolios; el oligopolio no aporta los beneficios reales de un verdadero mercado competitivo. En esta situación el Estado, a través de sus agencias reguladoras, se circunscriben  a fomentar la competencia en los mercados oligopólicos, como sucede en el campo de las telecomunicaciones.
Caso México; las telecomunicaciones fueron reguladas por el estado desde sus inicios, hasta que la inversión privada fue permitida en la década de los 90, siendo Telmex la empresa que domino el mercado telefónico; siendo hasta la última década que se apertura la competencia de forma real; que si bien la cantidad de empresas ha aumentado de forma considerable; a pesar de la reforma en telecomunicaciones del año 2014; a finales del año 2017 Telcel y Telmex dominaban con un 60 por ciento del mercado en  el rubro de telefonía celular y fija respectivamente.[2]
El riesgo de los mercados oligopólicos, en donde una empresa continua manteniendo el mayor porcentaje de mercado, implica que los beneficios de un verdadero mercado competitivo, no sean totales. Y en el caso concreto, ciertas comunidades apartadas de los centros urbanos, todavía sigan careciendo de servicios en materia de telecomunicación que podrían considerarse básicos.[3]
III.- Marco legal
“El 11 de junio de 2013 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el "Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de los artículos 6o., 7o., 27, 28, 73, 78, 94 y 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos". El Decreto da origen al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) como un órgano autónomo con personalidad jurídica y patrimonio propio, encargado de regular, promover y supervisar el desarrollo eficiente en los sectores de radiodifusión y telecomunicaciones en México, además de ejercer de forma exclusiva las facultades en materia de competencia económica en dichos sectores, conforme a lo establecido en la Constitución.40 El IFT sustituyó en sus funciones a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL).
El 23 de mayo de 2014 se publicó en el DOF el “Decreto por el que se expide la Ley Federal de Competencia Económica y se reforman y adicionan diversos artículos del Código Penal Federal” La Ley Federal de Competencia Económica (LFCE) entró en vigor el 7 de julio de ese año, y crea la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) como un órgano autónomo encargado de vigilar, promover y garantizar la libre competencia y concurrencia en los mercados. El 14 julio de 2014 se publicó en el DOF el “Decreto por el que se expiden la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, y la Ley del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano; y se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones en materia de telecomunicaciones y radiodifusión”. La Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) entró en vigor el 13 de agosto de ese mismo.
La promulgación de estos tres ordenamientos (el Decreto, la LFCE y la LFTR) significó un cambio sustancial para el marco jurídico de la industria de las telecomunicaciones en México, con el objetivo, entre otros, de impulsar una mayor competencia en la industria debido a los elevados niveles de concentración en varias de sus ramas de actividad, como por ejemplo, la telefonía fija, la telefonía móvil y la televisión restringida.
A juzgar por lo revisado en el capítulo anterior, el objetivo de unos mercados más competitivos al interior de la industria de las telecomunicaciones en México es algo que aún está lejos de concretarse, pues TELMEX concentra el 62.5% del mercado de telefonía fija, Grupo Televisa el 61.9% del mercado de TV restringida y TELCEL el 69.5% del mercado de la telefonía móvil.
El nuevo marco jurídico de la industria de las telecomunicaciones en México establece que aquellas empresas calificadas como “agente económico predominante”, es decir, empresas cuasi monopólicas o sustancialmente dominadoras en un mercado oligopólico, deben ser sujeto de medidas especiales para reducir su tamaño en el mercado y así permitir la entrada de nuevas empresas para promover la libre competencia.” [4]
IV.- Desarrollo del  tema
Si el conocimiento es poder; la transmisión del conocimiento es sinónimo de transmisión de poder, y muy probablemente, también de riqueza. A lo largo de la  historia de nuestro país, la mayor cantidad de inversión en materia de telecomunicaciones ha sido en las Ciudades de Monterrey, Guadalajara, y la ahora llamada Ciudad de México; casualmente las 3 Ciudades con mayor índice de crecimiento tecnológico en nuestro país; y bastiones político-económicos de nuestra nación. Eso significa que en una Ciudad o comunidad donde no exista inversión en materia de telecomunicaciones; muy probablemente no existirá crecimiento tecnológico, ni económico, y por lo tanto tampoco desarrollo social.
La brecha digital, es aquella situación que diferencia a aquellas Ciudades y Comunidades  que tienen acceso a  internet; de aquellas que no lo tienen; podemos hablar de una sociedad digital y de una sociedad sin acceso digital. Sin embargo en una sociedad que no tiene si quiera acceso telefónico básico, o algún otro medio de telecomunicación que permita el contacto con otra comunidad; es una sociedad incomunicada.
De todos es conocido, que la industria de las telecomunicaciones, es un negocio muy rentable; Carlos Slim al frente de Grupo CARSO con TELMEX y TELCEL; lograron posicionarlo hace algunos años como el hombre más rico del mundo; La Familia Azcárraga con Grupo Televisa, y por otra parte Grupo Salinas, demuestran que las telecomunicaciones y los productos digitales, son verdaderamente rentables. Rentables sí, pero en los centros de urbanos, donde la  infraestructura ya se encuentra disponible, y las ganancias pueden realizarse sin un costo añadido por la necesidad de invertir en infraestructura tecnológica nueva. Por eso las  manchas urbanas crecen con el paso del tiempo, mientras que las comunidades rurales, siguen igual de incomunicadas que desde 1851, cuando se realizó el primer servicio telegráfico en nuestro país.
Los aspectos legales en materia de telecomunicaciones buscan regular la competencia económica; llevar a México a un mercado más competitivo; lamentablemente el aspecto inclusivo para fomentar un desarrollo tecnológico y de telecomunicaciones homogéneo en todo el territorio nacional, no se está realizando. “Segundo datos del INEGI, en el año 2010 solamente el 21.39% de los hogares en México tenía una conexión a Internet, y este porcentaje sólo aumento a 30.7% en el 2013. Como consecuencia del poco acceso a los servicios de banda ancha a nivel nacional, únicamente el 2.52% de los hogares rurales registro una conexión a Internet en el Censo de Población y Vivienda 2010”.[5]
Resulta irrisorio que en municipios de la sierra madre de Chiapas, los lugareños tengan que comprar teléfonos celulares de compañías celulares guatemaltecas, debido a que la señal telefónica de ese país, es la única que llega a la comunidad; y que el espectro de radio de las compañías telefónicas nacionales, no tenga cobertura en dicha región. Pareciese que existiesen dos realidades en nuestro país; aquellas donde las ciudades de forma constante las empresas actualizan y mejoran sus servicios de telecomunicaciones; y otro donde las comunidades más  marginadas, no tienen importancia alguna para dicho sector empresarial.
Una sociedad incomunicada, que se encuentra sin acceso a las tecnologías digitales, indudablemente deja con nulas posibilidades a sus habitantes de mejorar su calidad de vida, constriñéndolos a emigrar a centros urbanos, para buscar nuevas oportunidades; y ocasionando con ello un bajo desarrollo social en la entidad. Si además de ser una comunidad alejada, la población es predominantemente indígena; la situación se agrava considerablemente, al ni si quiera tener el idioma español como común denominador.  Chiapas, Guerrero y Oaxaca son los estados con mayor número de comunidades con alto grado de marginación en materia de telecomunicaciones. De forma indudable el índice de desarrollo humano está altamente relacionado con el desarrollo de las telecomunicaciones en la comunidad; “en las comunidades rurales del estado de Chiapas sólo el 6.66% de los hogares cuenta con una línea de telefonía fija y el 0.39% tiene acceso a Internet.” [6]
Mientras que gigantes informáticos como Google buscan implementar redes wifi por medio de globos de hidrogeno en las zonas más marginadas de África y Asia, bajo la premisa de que el desarrollo tecnológico es de vital importancia para el desarrollo económico de una región. En nuestro país las empresas de telecomunicación se encuentran más interesadas en continuar aumentando su mercado de clientes en las zonas urbanas, que de buscar disminuir la brecha digital en nuestro país.
Si bien los gobiernos federales de los últimos 19 años, han implementado estrategias para reducir la brecha digital, que se remontan a la década de 1980, hasta programas implementados por Enrique Peña Nieto, los esfuerzos no han sido suficientes. Programas como Ruralsat – Telefonía satelital para comunidades rurales, el Sistema Nacional e-México – el primer programa nacional de inclusión a la Sociedad de la Información, o México Conectado, son las pruebas de que los últimos gobiernos federales han sido conscientes del aislamiento en materia de telecomunicaciones de las poblaciones rurales e indígenas, sin embargo los mismos distan mucho de presentar resultados satisfactorios.[7]
V.- Conclusiones
La derrama económica ocasionada por el uso y aprovechamiento de las telecomunicaciones en nuestro país, es innegable. Los esfuerzos legislativos y de política pública han estado orientados a conseguir un mercado competitivo, pues es un hecho notorio que pocas son las empresas que controlan el mercado; algo que trajo como consecuencia que durante muchos años las tarifas y los servicios a los usuarios finales no fueran productos realmente competitivos. Nuestra Ley Federal de Telecomunicaciones y Radio Difusión, es clara al establecer en su artículo 2 que las telecomunicaciones y la radiodifusión son servicios públicos de interés general; si bien es cierto el artículo 210 menciona que el objetivo del programa de cobertura social es incrementar la cobertura de las redes y la penetración de los servicios de telecomunicaciones en zonas de atención prioritaria definidas por la Secretaría; nos damos cuenta que existe un trato diferenciado; pues el programa de cobertura social únicamente será enfocado en zonas de atención prioritaria definidas por la Secretaria; y no para el totalidad de las poblaciones rurales o indígenas, alejadas de los centros de población.
Lo idóneo es que el desarrollo en materia de telecomunicaciones sea homogéneo; pues precisamente el concentrar el esfuerzo en zonas determinadas, trajo como consecuencia que Ciudades como Guadalajara, Monterrey o la Ciudad de México, hayan tenido avances significativos, mientras que el resto del país sufría de un rezago significativo en la materia.
De la misma forma que existen acciones afirmativas para buscar la participación igualitaria de la mujer en ciertos aspectos de la vida política, como lo son las cuotas de género; o la aplicación del principio de equidad tributaria, que busca equilibrar condiciones de desigualdad; considero necesario que en materia de telecomunicaciones se deben prever estímulos fiscales a las empresas que incentiven el desarrollo e implementación de las infraestructura y tecnologías de telecomunicación en zonas rurales e indígenas; o en su defecto desarrollar una agenda pública que incida en los tres niveles de gobierno, para que a mediano y largo plazo, se busque disminuir el brecha digital que afecta a la mayor parte de  las poblaciones rurales e indígenas en nuestro país.
VI.- Bibliografía
·         BURELA RUEDA, Sergio, “Reformas al marco legal de  la industria de las telecomunicaciones en México. Efectos sobre Telmex y la industria”, Tesina, Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México,  México D.F., 2015.
·         LAZCANO SALAZAR, Renán, “Inclusión de comunidades geográficamente alejadas en México a través de las telecomunicaciones digitales y servicios de banda ancha”, Tesis, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2017.
·          LUZ ALVAREZ, Clara, “Historia de las Telecomunicaciones en México” en Revista del Doctorado en Derecho, Universidad Panamericana, No. IV, 2007 ,https://revistabimensualup.files.wordpress.com/2007/09/d2-historiadelastelecomunicacionesenmxicooriginal1.pdf
[Fecha de Consulta 13 de abril de 2019]
·          Ley Federal de Telecomunicaciones y Radio Difusión. Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de julio de 2014.
·          Panorama de Mercado en México, en https://www.telesemana.com/panorama-de-mercado/mexico/
[Fecha de Consulta 13 de abril de 2019]



[1] LUZ ALVAREZ, Clara, “Historia de las Telecomunicaciones en México” en Revista del Doctorado en Derecho, Universidad Panamericana, No. IV, 2007, pp 1-27 en
[2] Cfr. Panorama de Mercado en México, en  https://www.telesemana.com/panorama-de-mercado/mexico/
[3] BURELA RUEDA, Sergio, “Reformas al marco legal de  la industria de las telecomunicaciones en México. Efectos sobre Telmex y la industria”, Tesina, Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México,  México D.F., 2015, pp 9-28.
[4] Ibid pp 44-45
[5] LAZCANO SALAZAR, Renán, “Inclusión de comunidades geográficamente alejadas en México a través de las telecomunicaciones digitales y servicios de banda ancha”, Tesis, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2017, p 27.
[6] Ibid p 38.
[7] Ibid  pp 150-178

Derecho Humano al Voto (voto electrónico)


Fue hace aproximadamente 800 años, cuando un grupo de nobles se opusieron al poder del Rey Juan sin Tierra, lo que originó que el 15 de junio de 1215 se firmara la Magna Charta Libertatum; naciendo con ello la primera generación de derechos humanos, la cual contenía en esencia un conjunto de derechos civiles y políticos. Tuvieron que transcurrir otros 700 años, para que derivado de la Revolución Mexicana (1910), Rusa (1917) y Alemana (1918), se reconocieran ciertos tipos de derechos económicos, sociales y culturales, lo que traería el nacimiento de la segunda generación de derechos humanos. Posteriormente en los años 70 del siglo XX, surgió un reconocimiento a derechos especializados (Libre desarrollo de la personalidad, vida digna, pueblos originarios, niñez, entre otros) lo que constituye la tercera generación de derechos humanos.

En ese tenor, el derecho humano al voto se origina desde la primera generación de derechos humanos, siendo reconocido de forma internacional hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos realizada por la ONU en 1945, la cual en su artículo 21 establece lo siguiente:

Artículo 21.
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1976, continua consolidando el derecho humano al voto, al señalar que “El ser humano libre no puede realizarse en el disfrute de las libertades civiles y políticas… a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y culturales.”

Por otra parte en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el artículo 35 fracciones I y II reconoce como derecho fundamental el derecho a votar, así como poder ser votado; En el caso de Chiapas, los antecedentes democráticos son fuertes, tomando como base el plebiscito que permitió que el 14 de septiembre de 1824 se consumara la anexión de Chiapas a México; así como el Reglamento Provisional para la Elección de Diputados a la Primera Legislatura Constitucional del H. Congreso del Estado, el cual fue expedido el 23 de enero de 1825. En tal sentido, la positivización del derecho al voto en México, en última instancia culmina en la etapa moderna con la publicación de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales el día 23 de mayo de 2014. 

En base a lo anterior, podemos percatarnos que si el derecho humano a votar es de primera generación, el perfeccionamiento del mismo ha sido lento. En el siglo XIX se positivismo en nuestro país, y fue hasta el siglo XX que a nivel internacional alcanzó un reconocimiento pleno. Mientras que en el siglo XXI en nuestro país ha sido el momento que se han logrado grandes avances en materia democrática. Pues desde la creación del Instituto Federal Electoral, así como los Institutos Electorales Locales en la década de los 90, la democracia ha ido avanzando día con día.

Si bien los avances han sido lentos, pero solidos; consideramos que nos encontramos en el momento idóneo para perfeccionar el derecho humano a votar, por medio de los avances tecnológicos, esto es, el voto digital, en sus dos vertientes, urna electrónica y voto por internet.

No podemos ser ajenos a la  problemática existente en nuestro país, que en cada proceso electoral es un común denominador el robo y destrucción de urnas, entrega demorada de los resultados electorales, el excesivo costo de las elecciones (papel, plástico, y demás aditamentos necesarios), complejidad y costos en la implementación de los cómputos distritales y municipales, votos nulos, entre otras. Los cuales podrían disminuir, o incluso desaparecer, con la implementación de la urna electrónica o el voto por internet (para el caso de los extranjeros), fortaleciendo con ello el ejercicio efectivo del derecho humano al voto.

A nivel internacional países como Bélgica, India y Brasil han sido pioneros en la implementación de la urna electrónica, y en nuestro país el Instituto Electoral del Distrito Federal ha implementado las urnas electrónicas en los procesos electorales 2006, 2009, 2012, así como en el ejercicio de participación ciudadana en el año 2012; por otra parte Jalisco en el 2012 aplicó el voto electrónico con medio millón de electores, y el estado que lleva la vanguardia en la implementación de la urna electrónica, es el Estado de Coahuila, quien a través del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Coahuila, comenzó a introducir los sistemas electrónicos desde el año 2001, logrando en el año 2005 ser la primera entidad en utilizar 42 urnas electrónicas para recibir la votación.

Han sido los institutos locales, quienes han sido pioneros en avanzar hacia el progreso, buscando volver más eficiente el ejercicio del derecho humano al voto. Dentro de los múltiples beneficios, podríamos mencionar, una reducción drástica en el costo de las elecciones, menos contaminación, evitar errores humanos durante el proceso del ejercicio democrático (error en los cómputos, nulidad del voto), pero por sobre todo, se lograría consolidar el derecho humano a votar, al realizar un proceso de toma decisión democrática, de forma más efectiva, incentivando además, la participación de los jóvenes, que como nuevas generaciones sienten una natural atracción por el desarrollo de los avances tecnológicos. Si bien la idea puede tardar en implementarse a nivel federal, los problemas ecológicos que enfrentamos hoy en día, aunando a los excesivos gastos que conllevan realizar los procesos democráticos, tendrá como resultado, de forma inevitable, que en futuros años, la implementación de la urna electrónica sea una realidad; y ¿Por qué no? Quizá dentro de algunas décadas, podrá ejercerse el voto a través de un simple celular desde la comodidad de nuestra propia casa.

MEMORIA, HISTORIA Y DERECHO


¿Qué es el tiempo? Algunos de nosotros podemos voltear a ver nuestro reloj intentado de esa forma comprender algo, que siendo tan cotidiano en nuestro día a día, es un tema complejo para desarrollar. El movimiento del segundero en el reloj de pared que se encuentra en la sala, no es el tiempo; los calendarios que se encuentran pegado fuera del refrigerador, tampoco nos dan el significado del tiempo. La agenda que tan comúnmente usamos para llevar un orden en nuestra vida laboral, tampoco es sinónimo de tiempo. Si bien los primeros de ellos muestran formas de medirlo, y el último de ellos es una herramienta para organizarnos a través de su incesante transcurrir, los mismos distan del cometido que nos llevara a comprender su naturaleza.

De acuerdo a las enseñanzas que se imparten dentro del sistema educativo nacional, es común que al educando en sus más tempranas fases de formación se le mencione, e inculque la concepción de que el tiempo puede comprenderse como una línea que flota en el horizonte; lo que está a la izquierda del campo de visión es lo que podemos comprender como el pasado, lo que se encuentra en el centro de nuestro campo de visión y que se agota en cada respiración realizada es lo que podemos comprender como el presente, y lo que se observa en la parte derecha de nuestro campo de visión es lo que nos enseñan es el futuro. Y que el transcurrir constante de cada segundo de nuestra existencia, es lo que podemos considerar como el tiempo. Y que su mayor exponente es la transición constante entre el día y la noche. Ejercicio conceptual que nos puede servir para desarrollarnos de forma apta en sociedad, pero que queda corto cuando nos damos cuenta de que un presidente de los Estados Unidos de América propuso la implementación del horario de verano, con la intención de aprovechar la iluminación natural y ahorrar carbón, cambiando con ello la percepción del tiempo entre las personas –aclarando que la modificación incide en los husos horarios, y como consecuencia de ello contrasta con nuestra percepción natural del tiempo-, o incluso algo más complejo; como cuando se llega a comprender que el simple hecho de ver el cielo en una noche estrellada, nos hace observar el brillo de incandescentes estrellas, las cuales pudiesen haber desaparecido miles de años atrás. Lo que indudablemente nos trae alusión a que dentro del campo de la física teórica, especialmente por las aportaciones de Albert Einsten, el tiempo es considerado como la cuarta dimensión (espacio-tiempo) dentro de la Teoría de la Relatividad; y que bajo postulados de la misma que versan sobre el hecho de que los objetos que se desplazan a mayor cercanía de la velocidad de la luz, la percepción del tiempo se desfaza con respecto a los objetos que se encuentran estáticos en relación al objeto observado; trae como consecuencia que la definición ontológica de lo que es el tiempo resulte con ciertas particularidades; y sea mucho más profunda que lo que nos enseñan de forma ordinaria en nuestra siempre bella infancia.

Para efectos prácticos, podemos considerar el tiempo, como la percepción que un individuo o grupo social tiene, en relación al movimiento de rotación (día-noche) y traslación (estaciones del año) de la tierra con respecto al sol, y sus efectos en el individuo o grupo social (ciclos de sueño, husos horarios, cambios climáticos, etc).

En tal sentido, el hombre moderno está consciente de que el tiempo transcurre de forma constante, cada segundo, minuto, hora, día, mes, año; conoce sus efectos y por lo mismo tiene memoria de su existencia.

¿Qué es la memoria? El hombre desde un punto Darwinista, a lo largo de miles de años ha venido evolucionando, en una versión mejor de sí mismo. Si bien es cierto que desde el Australopitecus hasta el hombre moderno existen millones de años de evolución; una de las características claves del proceso evolutivo que en el género humano fue trascendental para lograr dar el siguiente paso en el enmarañado evolutivo, fue la memoria; esto es así debido a que nuestros antepasados más remotos tuvieron que hacer gala de sus habilidades cognitivas para poder enfrentar las adversidades que el mundo prehistórico les deparaba día con día. La memoria fue un punto clave para poder salir avante. El conocimiento adquirido era heredado por  el grupo social a través de procesos de observación rudimentarios, lo que incentivo en gran medida el surgimiento de una memoria colectiva o social, que sirvió como base para una poca desarrollada división del trabajo y sentando las bases para lo que en el futuro caracterizaría al hombre; ser un individuo gregario.

Este desarrollo primitivo del grupo social, fue apoyado en gran medida por la memoria y un básico desarrollo del lenguaje. Siendo este último, a medida que fue aumentando su complejidad, también fue exigiendo el desarrollo cognitivo de habilidades intelectuales superiores; las cuales gracias a la memoria fueron las causantes de que posteriormente nuestros antepasados llegaran a convertirse a lo que actualmente se le conoce como homo sapiens sapiens. Si bien es cierto que en el mundo antiguo, la memoria colectiva era la forma de atesorar el conocimiento, a través de la tradición oral por medio de la transmisión de ancianos a jóvenes; ese sistema se encontraba limitado a la capacitad memorística y narrativa de la persona que transmitía el mensaje. Siendo hasta la invención de la escritura cuneinforme por parte de los Sumerios, que la memoria colectiva pudo ser atesorada de forma más eficiente, dando nacimiento a lo que actualmente conocemos como Historia.

En el momento que el hombre puede almacenar el conocimiento de sus antecesores, logran sentarse las bases para el comienzo y desarrollo de las grandes civilizaciones; el inicio de la forma de comunicación escrita siempre será un punto de vital importancia el cual permitió consolidar la vida del hombre en sociedad.

A partir del desarrollo de la escritura, la vida en sociedad comenzó a ser regulada por medio de designios que eran establecidos por los grupos dominantes. El código de Hammurabi en Babilonia es un claro ejemplo como el desarrollo de la vida en las sociedades antiguas, siempre busco ser regulado por una normatividad que permitiera el correcto desarrollo del individuo dentro del grupo social. Podríamos mencionar que en ese momento surge la Historia del Derecho.

¿El presente respira por la historia? Si nos percatamos que desde el momento que el hombre comenzó a guardar en su memoria los hechos ocurridos en el transcurso de su vida -de su pasado en la concepción básica y lineal que tenemos del tiempo- y comenzó a trasmitir ese conocimiento, primero de forma oral y posteriormente de forma escrita, con un fin utilitario, resulta a todas luces innegable que nuestra forma de vida presente, es moldeada por los hechos ocurridos en el pasado, los cuales fueron trasmitidos a las nuevas generaciones por medio de la tradición oral o escrita. Cuando una sociedad es consciente de su propia historia, está en condiciones de evitar errores y replicar aciertos, lo que beneficia de forma directa la vida en el grupo social. Pues como dice un antiguo principio aquel que no conoce su historia, está obligado a repetirla.

¿Recordamos mal? ¿Quién escribe la historia? ¿La historia es escrita por los vencedores? ¿Lo que está escrito, es lo que realmente aconteció? Lamentablemente la historia, al igual que la mayoría de las ciencias sociales, siempre viene decorada con un amplio margen de subjetividad. La historia surge a partir del comienzo de la escritura, momento en el cual los primeros hombres comenzaron a plasmar en estelas, piedras o papiros, las hazañas realizadas por los miembros de su grupo social, cosmovisiones teologicas, o inclusive normas de conducta; por obvias razones quienes realizaban dicha actividad eran los miembros que tenían conocimiento del alfabeto, cual artistas, plasmaban la apreciación de los hechos, de acuerdo a su interpretación personal, teniendo siempre la autorización del grupo gobernante; surgiendo desde esos momentos lo que podríamos considerar como la historia oficial.

Ha sido práctica común en múltiples sociedades antiguas y modernas, que los grupos que se encuentran en la cúpula del poder, han buscado influir en la forma en que sus ciudadanos conocen la historia del país. Héroes se erigen y Héroes desaparecen, todo por decisión del grupo dominante. Situación que afecta la veracidad de las fuentes históricas; puesto que si desde el momento que los hechos fueron plasmados, ya la información se encuentra viciada, los resultados obtenidos a través de ella serán, la mayor parte de las veces, incorrectos. Un condicionamiento sistemático al más puro estilo de George Orwell que en su novela 1984 vislumbro una sociedad distópica con muchas semejanzas a nuestra sociedades modernas, nos demuestra que es imposible negar la máxima que establece que la historia siempre es escrita por los vencedores; de no ser asi, es probable que la Biblioteca de Alejandría hubiese seguido existiendo hasta nuestros días.

No podemos tener certeza de que lo que se encuentra plasmado en un documento, es realmente lo que aconteció, pues aunque el autor no quiera obrar de mala fe y realice su actividad dentro de los más altos estándares éticos y profesionales; nunca podremos corroborar que tan fidedigna puede resultar la información obtenida. Platón describió la Atlántida como un continente que existió realmente; muchas personas toman a la biblia como fuente del conocimiento absoluto existiendo corrientes religiosas en extremo creacionistas, que incluso manifiestan que los dinosaurios son descritos en la biblia; el libro de mormón incluso utiliza el dicho de varios testigos para describir y validar la existencia de las planchas de oro en poder del profeta José Smith; El exquisito Quijote de Cervantes, que en cada prosa destila riqueza cultural, fue desarrollado en la imaginación del Manco de Lepanto originado por su fascinación de las obras caballerescas y que si bien contiene grandes principios de vida; todo se originó en la mente del escritor.

En una diligencia donde un fedatario público describe de forma directa lo que aprecian sus sentidos, y que lo narrado por él tiene valor probatorio pleno dentro de cualquier proceso jurisdiccional; tampoco nos brinda la certeza de que lo ahí expuesto sea lo que verdaderamente sucedió; las malas prácticas han originado que los fedatarios públicos tergiversen los hechos, narren hechos falsos, revivan muertos, realicen actos traslativos de dominio sin el consentimiento de los propietarios del bien jurídico; en tal sentido, tener la certeza de lo que realmente aconteció en una situación histórica determinada; es algo realmente complicado. Si a eso le añadimos, el paso del tiempo, y los defectos que se pueden encontrar en los registros antiguos, ya sea por el daño del material donde se plasmó el hecho histórico, las malas condiciones de almacenaje o la modificación del propio lenguaje a lo largo del tiempo; poner al historiador en una encrucijada difícil de superar.

Por fortuna, el estudioso de la historia del derecho, tiene un campo de estudio delimitado, y gracias a ello, el riesgo de la subjetividad o falsa información que el historiador común y corriente encuentra de forma constante, no afecta tanto en el ámbito jurídico. Estudiar las Leyes, Sentencias, Instituciones Jurídicas; en base a los documentos oficiales, libros, doctrina; respetando el método científico y verificando que la información objeto de estudio sea fidedigna, logra convertir a la historia del derecho en una rama de la Ciencia Jurídica.  

Tal como lo hizo Francisco Javier Clavijero, el estudioso de la historia del derecho, deberá indagar a fondo, para encontrar las fuentes que le merezcan su entera confianza, buscando generar un trabajo que tenga como objetivo difundir la verdad; un estudio comparativo a través del tiempo, de cómo las instituciones y normas jurídicas han ido evolucionando hasta los sistemas jurídicos contemporáneos.

¿Por qué es importante la historia para el abogado? La Abogacía es una profesión de gente honorable, comprometida con su persona, con sus semejantes y con su País, eso es lo que nos han heredado los grandes estudiosos del derecho a lo largo de la historia. Estoy sentando sobre los hombros de gigantes, señaló Newton, en una carta personal. Una sola frase que es digna de ser analizada y que da muestras de la humildad que una de las mentes más brillantes de la historia tenia para con sus antecesores. Cualquier avance científico no puede ser analizado como un hecho aislado, como acto de inspiración o como un simple golpe de suerte. Nuestro conocimiento es producto del choque entre las aportaciones de nuestros antecesores y nuestra psique, esa confrontación, es dialéctica pura. Que sería de Claux Roxin, sin las aportaciones del Marqués de Becaria; Norberto Bobbio, sin las aportaciones de Solón; Carl Schmitt sin Montesquieu. Esa herencia jurídica que ha llegado a nuestros días por medio de las aportaciones de insignes juristas, cúmulo de conocimientos vivos y atemporales, es lo que se ha ido moldeando a lo largo de centurias y que la aportación de forma particular, dentro de su esfera de especialidad, de cada uno de nuestros antecesores es lo que ha marcado la distinción de calidad, que ha tenido como resultado que sean considerados ilustres abogados.

La profesión jurídica a criterio personal, es una de las actividades más nobles y bellas que puede desarrollar el hombre. La abogacía en sentido estricto, te permite poner a prueba los conocimientos adquiridos en tu formación académica, ante el Juez más implacable que puedan llegar a enfrentar: la vida misma.

Sin embargo, la sociedad actual, ha olvidado  la grandeza de la profesión. No recuerdan que la realidad en la que se desenvuelven fue moldeada gracias a la actividad profesional de cientos de abogados a lo largo de la historia. La sociedad no comprende la grandeza de la Institución.

Aquí es donde el estudio de la historia del derecho como ciencia jurídica, cobra vital importancia en el desarrollo profesional del Abogado; pues todo estudioso del derecho es heredero de la Gran Obra Jurídica y tiene la obligación de perfeccionarla. Continuar puliendo el conocimiento jurídico, para que las siguientes generaciones logren llegar, a donde el estudioso del derecho no pudo a lo largo de su existencia. La vida es efímera, pero la idea es eterna. El abogado que no comprende el deber moral de continuar con el desarrollo y perfeccionamiento de la Ciencia Jurídica, no puede considerarse un verdadero abogado; y en ese tenor el estudio de la historia del derecho es una piedra angular para todo profesional del derecho que tenga el deseo de consagrarse como un verdadero jurista.

El abogado debe ser luz en la oscuridad. Debe ser guía y hacedor de caminos. El abogado debe velar por sus semejantes, por sobre los intereses materiales; y por sobre todas las cosas, ser investigador de la Ciencia Jurídica y por consiguiente de la historia del derecho y de la realidad en que se desenvuelve. Porque solo investigando podrá realizar la aportación que la Ciencia Jurídica le exige, para ser considerado realmente abogado. El abogado debe ser un investigador de la vida; del hoy, del ayer y por sobre todo, del mañana. En sus manos esta moldear el futuro de sus semejantes, con la renovación y adecuación de las instituciones sociales.

Un abogado culto, conocedor de la Ciencia del Derecho, con el deseo de investigar y aportar a la Ciencia Jurídica, con un análisis crítico depurado, con un sólido sistema de principios éticos, un deseo sincero de buscar el bien común y por sobre todo un alto sentido de la responsabilidad y capacidad para el trabajo; son los elementos necesarios mínimos para que esté en condiciones de cumplir con la obligación moral de realizar una aportación jurídica valiosa a la Ciencia del Derecho. El camino será arduo y la satisfacción será personal. No por ello el abogado debe desistir de su tarea, pues el deber debe ser cumplido. De ahí que la historia del derecho, resulte un pilar fundamental para todo abogado que quiera consagrarse en continuar perfeccionando la Ciencia Jurídica, ello en beneficio de su persona, su familia y por consiguiente de toda la sociedad.

A HOMBROS DE GIGANTES

Antonio estaba a punto de ser Juzgado y como consecuencia de ello, se le aplicaría una pena corporal. Una libra de carne extraída de su cuerpo a manos de Sylock, su acreedor. Buenaventura recibida fue que Pórcia, interpretando el papel de un joven e ilustre abogado de forma magistral resolviera el litigio, aplicando una interpretación literal, mucha audacia y sólidos argumentos legales, logrando dar un giro inesperado a la situación, transformando la suerte de Antonio, consiguiendo emitir una resolución apegada a derecho e impidiendo con las condicionantes legales exactas, que la integridad del acusado fuera vulnerada.

De esta forma, Wiliam Shakespeare en el siglo XVI, logró retratar en su magistral obra de teatro denominada El Mercader de Venecia, el estereotipo de un abogado audaz, firme, docto y por sobre todo conocedor de la Ciencia Jurídica Veneciana.

Aproximadamente 1500 años antes, Ulpiano sentó las bases del Derecho Romano y 3250 años antes, Hammurabi Rey de Babilonia, realizó la primera compilación de leyes en la historia de la humanidad. Las bases para ejercer la abogacía, estaban dadas. Si bien gran parte de los procedimientos jurisdiccionales en las sociedades antiguas se desarrollaron sin el auxilio de esta trascendental figura, fue hasta la consolidación de las sociedades Griega y Romana, que la Abogacía comenzó a ser una de las profesiones más activas y por sobre todo honorificas.

La Abogacía, que en sus orígenes humildes se formó como una de las más nobles profesiones, se circunscribía a la defensa de los interés de los particulares, frente a sus iguales o ante el Estado; evolucionando a lo largo de los siglos, perfeccionándose en sí misma, especializándose hasta grados insospechados, siendo juristas de la talla de Coke, Grocio, Beccaria, Tocqueville, Kelsen, entre muchos otros, quienes lograron consolidar la Ciencia Jurídica como una de los saberes más amplios y complejos en la historia de la humanidad.

Abogados, que a través del estudio de la Ciencia Jurídica lograron transformar su realidad, derrocando reyes e imperios, creando y modificando instituciones, protegiendo a sus iguales, impulsando revoluciones, todo como consecuencia de la más pura intelectualidad. Esa intelectualidad que durante tiempos inmemoriales ha sido distintiva del abogado.

Una persona estudiosa, apasionada por su profesión, con un alto deber cívico, incorruptible, idealista, culto, honorifico y cientos de adjetivos más, es lo que debe venir a la mente cuando escuchamos la palabra abogado. Eduardo Coutere no pudo expresarlo mejor, cuando señaló que el abogado debería ser un luchador del derecho; y cuando el derecho fuera injusto, debería de luchar por la Justicia.

Una profesión de gente honorable, comprometida con su persona, con sus semejantes y con su País, eso es lo que nos han heredado los grandes estudiosos del derecho a lo largo de la historia. Estoy sentando sobre los hombros de gigantes, señaló Newton, en una carta personal. Una sola frase que es digna de ser analizada y que da muestras de la humildad que una de las mentes más brillantes de la historia tenia para con sus antecesores. Cualquier avance científico no puede ser analizado como un hecho aislado, como acto de inspiración o como un simple golpe de suerte. Nuestro conocimiento es producto del choque entre las aportaciones de nuestros antecesores y nuestra psique, esa confrontación, es dialéctica pura. Que sería de Claux Roxin, sin las aportaciones del Marqués de Becaria; Norberto Bobbio, sin las aportaciones de Solón; Carl Schmitt sin Montesquieu. Esa herencia jurídica que ha llegado a nuestros días por medio de las aportaciones de insignes juristas, esa Gran Obra, cúmulo de conocimientos vivos y atemporales, es lo que se ha ido moldeando a lo largo de centurias y que la aportación de forma particular, dentro de su esfera de especialidad, de cada uno de nuestros antecesores es lo que ha marcado la distinción de calidad, que ha tenido como resultado que sean considerados ilustres abogados.

El abogado tiene sobre sus hombros, un gran peso. En nuestro México actual, gracias a la amplia oferta académica que existe, es muy factible que cualquier persona pueda estudiar una licenciatura en derecho, egresar con mayor o menor esfuerzo, hasta obtener su titulación, en un periodo que puede comprender de 3 a 6 años, dependiendo la institución. Hace 50 años no eran tan sencillo, hace 300 años era más complicado y hace 1000 años realmente era un privilegio. Sin embargo, tristemente gran parte de la comunidad estudiantil que elige la formación jurídica, no se percata la herencia intelectual que reciben al egresar de una institución académica y ser reconocidos con el honroso título de Licenciados en Derecho; no se dan cuenta que eso no es el final, sino solo el comienzo. Festejan al haber alcanzo la cúspide de su formación universitaria, sin comprender la obligación moral que tienen con sus antecesores, consigo mismos y con sus semejantes.

La profesión jurídica a criterio personal, es una de las actividades más nobles y bellas que puede desarrollar el hombre. La abogacía en sentido estricto, te permite poner a prueba los conocimientos adquiridos en tu formación académica, ante el Juez más implacable que puedan llegar a enfrentar: la vida misma.

Sin embargo, la sociedad actual, ha olvidado la grandeza de la profesión. No recuerdan que la realidad en la que se desenvuelven fue moldeada gracias a la actividad profesional de cientos de abogados a lo largo de la historia. Bromas y comentarios de mal gusto hacia el novel jurista que realizan sus primeras escaramuzas en su desarrollo profesional, comentarios prejuicios de familiares y amigos poniendo en duda la honorabilidad de la Abogacía, confunden y ciegan al joven estudioso del derecho.

La sociedad no comprende la grandeza de la Institución. Pero el joven abogado, no pone de su parte. No recuerda que se encuentra a hombros de gigantes, es heredero de la Gran Obra Jurídica y tiene la obligación de perfeccionarla. Continuar puliendo el conocimiento jurídico, para que las siguientes generaciones logren llegar, a donde el joven abogado no pudo a lo largo de su existencia. La vida es efímera, pero la idea es eterna. El abogado que no comprende el deber moral de continuar con el desarrollo y perfeccionamiento de la Ciencia Jurídica, no puede considerarse un verdadero abogado.

Abogado no es aquel que defiende a un particular ante una Tribuna. Existe gente que lo hace sin tener título profesional. Algunos otros lo hacen contando con todas las credenciales que el sistema educativo exige, pero lo hacen por intereses eminentemente monetarios. Con la única idea de robustecerse los bolsillos. Negociantes del derecho les llaman. En la antigua Roma el cargo de Abogado era honorifico. No está mal que la profesión de abogado sea considerada, por diversas revistas especializadas, como una de las mejores pagadas en México y en el Mundo. Lo incorrecto es ver a la abogacía como una mina de oro, que solo busca satisfacer intereses materiales, dejando a un lado el sentido humanista de la profesión y los principios éticos que deben tenerse. Cuando a Sócrates sus seguidores le ofrecieron escapar, antes de ser envenado con cicuta, él prefirió recibir una pena injusta, a realizar una injusticia escapando de la pena impuesta por el Estado. Romper la cadena de injusticias.

Cuantos abogados realmente son conscientes de la importancia de tener solidos principios, que permitan caminar y desenvolverse en el enmarañado y complejo sistema jurídico mexicano, sin llegar a comprometer su honorabilidad. Malas prácticas de unos cuantos, pesan en todos.

El abogado debe ser luz en la oscuridad. Debe ser guía y hacedor de caminos. El abogado debe velar por sus semejantes, por sobre los intereses materiales; y por sobre todas las cosas, ser investigador de la Ciencia Jurídica y de la realidad en que se desenvuelve. Porque solo investigando podrá realizar la aportación que la Ciencia Jurídica le exige, para ser considerado realmente abogado.

El abogado debe ser un investigador de la vida; del hoy, del ayer y por sobre todo, del mañana. En sus manos esta moldear el futuro de sus semejantes, con la renovación y adecuación de las instituciones sociales.

El abogado debe ser culto. El abogado de conocer mucho de la Ciencia Jurídica y algo, aunque sea básico, de todos los demás saberes. El joven abogado debe cultivarse día con día y no desperdiciar el recurso más valioso que tiene, su tiempo. La abogacía es demandante, es una profesión de tiempo completo, sin importar el campo de desarrollo del jurista: La Tribuna, el Servicio Público o la Academia. El abogado tiene que ser congruente con su forma de actuar y por sobre todo de vivir.

Chiapas ha sido cuna de grandes estudiosos del derecho, gente de la talla de Emilio Rabasa Estebanell, gran constitucionalista mexicano, abanderan la fila de grandes juristas que ha tenido y sigue teniendo nuestra Entidad. El Chiapaneco tiene esa pasión por el derecho. Son incontables los Chiapanecos que han destacado en el desarrollo de la Ciencia Jurídica a nivel nacional e internacional, Ministros, Jueces, Jurisconsultos, Políticos, Abogados, Investigadores. Chiapas es tierra fértil de grandes abogados.

Es momento que las nuevas generaciones de abogados chiapanecos, se percaten de la importancia de la investidura que les fue otorgada al momento de titularse. Deben convertirse en verdaderos estudiosos de la Ciencia Jurídica. Hacer un lado los distractores, enfocarse en lo que realmente vale la pena. La sociedad consumista en la que actualmente nos desarrollamos, tiende a crear diversos satisfactores que buscan atraer al consumidor. Atraer y distraerlo de sus actividades profesionales. Kurt Richter notable ajedrecista Alemán señaló que quien no conoce su objetivo, no puede encontrar el camino. Mismo razonamiento tiene el peculiar gato que brinda apoyo a Alicia, en la novela de Lewis Carroll, al manifestar que, no importa que camino elija Alicia, si no sabe a dónde quiere ir, la elección, no tiene trascendencia.

El abogado debe tener objetivos claros, plantearse con seriedad lo que debe hacer para lograr realizar una aportación relevante de la Ciencia Jurídica. Es preferible especializarse, el mundo del derecho es demasiado amplio. No sería prudente intentar convertirse en un Da Vinci de las ciencias jurídicas; el derecho es amplio, complejo y con un alto grado de especialización. De igual forma se debe procurar no terminar convirtiéndose en un autómata recitador de leyes y criterios jurisprudenciales, pues si el abogado se justipreciara por su capacidad memorística bruta, los ordenadores pronto nos terminarían sustituyendo. Ejercitar el razonamiento es vital para el abogado, el cual junto con la capacidad crítica, son características que pueden distinguir a un buen abogado. La capacidad de analizar de forma crítica situaciones jurídicas, es distintiva del jurista.

Un abogado culto, conocedor de la Ciencia del Derecho, con el deseo de investigar y aportar a la Ciencia Jurídica, con un análisis crítico depurado, con un sólido sistema de principios éticos, un deseo sincero de buscar el bien común y por sobre todo un alto sentido de la responsabilidad y capacidad para el trabajo; son los elementos necesarios mínimos para que esté en condiciones de cumplir con la obligación moral de realizar una aportación jurídica valiosa a la Ciencia del Derecho. El camino será arduo y la satisfacción será personal. No por ello el abogado debe desistir de su tarea, pues el deber debe ser cumplido. Una aportación jurídica, por pequeña que sea, mientras robustezca y ayude a avanzar el desarrollo jurídico, debe congratular al abogado que la haya realizado, el cual no deberá buscar reconocimiento, pues eso solo alimenta al ego de forma temporal, al contrario, deberá regocijarse en privado porque habrá comprendido que se ha vuelto un gigante y sobre sus hombros las generaciones futuras de abogados, se apoyarán.

La Biblioteca de Alejandría

La Biblioteca de Alejandría fue una institución histórica que ha dejado un impacto duradero en la cultura y el conocimiento humano. Fundada ...